miércoles, 5 de marzo de 2014

ORFEO Y EURÍDICE

SONETO XV DE GARCILASO DE LA VEGA

Este soneto de Garcilaso evoca la figura de Orfeo, célebre músico que, apenado tras el fallecimiento de su amada Eurídice, con su dolorido canto logró enternecer a los animales salvajes y los elementos de la naturaleza (a esto aluden los vv. 1-6) y luego bajó a los infiernos para rescatarla de la muerte (vv.7-8).
El yo lírico pondera su dolor considerándolo superior al de Orfeo, pues si este lloraba la pérdida de un bien ajeno a su persona (su esposa), él llora la pérdida de sí mismo. Nótese la concisa presentación de la desdeñosa amada como "un corazón conmigo endurecido".

Si quejas y lamentos pueden tanto
que enfrenaron el curso de los ríos
y en los diversos montes y sombríos
los árboles movieron con su canto;

si convirtieron a escuchar su llanto
los fieros tigres y peñascos fríos;
si, en fin, con menos casos que los míos
bajaron a los reinos del espanto,

¿por qué no ablandará mi trabajosa
vida, en miseria y lágrimas pasada,
un corazón conmigo endurecido?

Con más piedad debría ser escuchada
la voz del que se llora por perdido
que la del que perdió y llora otra cosa.




Todos los versos son endecasílabos y la estructura de la rima, consonante, es la siguiente:
[ABBA:ABBA:CDE:DEC]
Resumen del mito de Orfeo y Eurídice:
Orfeo estaba casado con la ninfa Eurídice. Un día Aristeo, hijo de Apolo, se enamoró de ella y la persiguió por el campo. Eurídice trató de escapar, pero mientras corría tropezó con una serpiente que la mordió con su letal veneno. Abatido por su muerte, Orfeo, cuyo don era la poesía y el canto, decidió bajar a los infiernos (de los que ningún mortal había retornado jamás), para lograr que fuera devuelta su esposa. Perséfone, reina del mundo subterráneo, accedió a su petición a cambio de que no mirase a su amada durante el camino de vuelta a la luz. Pero Orfeo no pudo evitar mirar a Eurídice y esta se desvaneció ante él (o se convirtió en piedra, según otras versiones).

DIEGO JADRAQUE